viernes, 14 de agosto de 2009

Estética y brevedad en el Haiku

El haiku es un poema breve de tres versos (5, 7, 5 sílabas). La síntesis, su principal atributo, nos permite captar el instante que nos rodea; manifestando la esencia más pura y directa de la realidad, de lo que podríamos denominar el “encanto sutil”. El lector cumple un rol fundamental, como recreador de estas imágenes.

Mientras escribo
la tinta disminuye
pero el mar se incrementa


Giorgios Seferis


El haiku debe ser sugerente, capaz de conmovernos; apelando a esa parte no visible que el Cosmos encierra y que nos une a la más pura esencia de nuestro entorno. Esta forma poética parte de un principio fundamental: la alusión a la naturaleza. Busca captar el instante de este mundo, frente al inefable misterio del Universo, de la verdad que se puede percibir solamente por la intuición, la sensibilidad y la sugerencia.

Un charco:
La calle inundada
de cielo

Alfonso Cisneros Cox


En la brevedad de estos textos hay una suerte de percepción filosófica que nos ilumina, que nos otorga chispazos estéticos y, finalmente, nos conmueve.

Pájaro y mariposa
desconocen esta flor:
cielo de otoño


Basho


Como observarán, su concisión los hace muy intensos. Componen imágenes que nos brindan la sensación de quedar suspendidos por un tiempo, ya que poseen la energía de conmover a través del instante.

La tinta en el papel.
El pensamiento
deja su noche


Javier Sologuren


El haiku tiene un estrecho vínculo con las vivencias inmediatas, tratando de abolir la parte racional, dirigiéndose directamente a la esencia, al corazón de las cosas. Al elemento más significativo del placer estético.

Reja

cuál es la luz
cuál la sombra


Blanca Varela


Podemos apreciar que los haikus responden al sentimiento más íntimo de la filosofía zen. Sus temas sugieren la fugacidad del tiempo, la fragilidad de la vida; La contingencia y sutileza de sus manifestaciones más inmediatas.

¡Ah! si me vuelvo
ese pasante
ya no es sino bruma


Shiki


A muchos artistas, de este hemisferio, les cuesta romper con la concepción intelectual heredada de la cultura occidental y enfrentarse al mundo que los rodea representado por la naturaleza, porque la naturaleza contiene el misterio: el sonido del viento, el murmullo del agua, los amplios matices del blanco.

Aroma de aguas.
Inútil ya cortar
un crisantemo

Basho


La sugerencia es lo más importante en este tipo de composiciones. El haiku se limita a la sensibilidad, al sentimiento de lo inmediato; a ese instante donde nos conmueve y envuelve el misterio: suave tamiz de luces y sombras que se entremezclan y se revelan al mismo tiempo como la vida y la muerte.

Este camino
nadie ya lo recorre;
salvo el crepúsculo

Basho


Suzuki recuerda que el haiku es una especie de iluminación, que se obtiene por un choque de contrarios propios de la filosofía zen; pero agrega: “Un haiku puede ser grave o alegre, religioso, satírico, amoroso, piadoso, irónico o melancólico, pero siempre deberá implicar el más alto sentimiento poético”.

Una flor caída
a su rama la veo regresar;
¡mas no, era una mariposa!

Moritake


Es por eso que muchos poemas, que parecen curiosamente pasivos, van destinados a nosotros para que especifiquemos la verdad apenas dicha. Como dice Octavio Paz: “La imperfección es la cima.” Y completa: “Esa imperfección que se ha visto no es realmente imperfecta, es voluntario inacabamiento. Su verdadero nombre es conciencia de fragilidad y precariedad de existencia; conciencia de aquél que se sabe suspendido entre un abismo y otro.”

Noviembre…
las cigüeñas pensativas
paradas en fila

Kakei


Hablar de los mecanismos de sentido del haiku es difícil, a pesar de lo breve de sus estrofas. Generalmente, en sus dos primeros versos se alude a una descripción, para luego romper la continuidad de lo expuesto en el tercero, denominado por muchos estudiosos como el factor sorpresa, ya que desarticula el esquema lógico, impregnándole sugerencia y amplitud.

Sobre una rama seca
un cuervo se ha posado :
atardecer de otoño


Basho


D. J. Vogelmann agrega lo siguiente: “Las contadas palabras de un haiku dicen siempre mucho menos que el silencio que las rodea o penetra… Debe tenerse en cuenta que el silencio acentuado antes y después del haiku es valor esencial del haiku mismo.”

Alondra del campo
su voz cayó de lo alto,
y nada queda…


Basho


A lo que Roland Barthes agrega: “La poesía es ordinariamente para nosotros el significante de lo difuso, de lo inefable, de lo sensible, ya que el silencio es para nosotros un signo de plenitud del lenguaje.

El mundo del rocío
es un mundo de rocío, sin embargo
sin embargo…

Issa


Existen cuatro principios primordiales que rigen la estética de la poesía oriental: el sabi, el wabi, el mono-no-aware y el yugen.

El sabi está impregnado por el espíritu de sencillez y de austeridad. El aislamiento actúa como forma de internamiento y depuración, para poder observar con más profundidad las cosas que nos rodean.

El estanque antiguo
Salta una rana
El ruido del agua

Basho


El wabi representa el espíritu de soledad; aquella percepción conmovedora del lugar común. Este principio participa como un homenaje a lo humilde.

Noche de primavera:
un transeúnte
sopla su flauta


Shiki


El mono–no-aware es la esencia de la tristeza, que nos deja el mensaje de fugacidad de las cosas; ese sentimiento de saber que hemos perdido algo que tuvimos. En poesía, es quizá en el haiku donde este principio se experimenta con mayor fuerza; porque para aquellos que aprecian el haiku, lo sentimental va acorde con lo intenso.

Ved, ved las luciérnagas
quisiera decir,
pero estoy solo


Taigi


Por último, el yugen refleja el sentido de la quietud mística de las cosas. Sentido metafísico que se puede conseguir con la intospección. El yugen nos sugiere una actitud de honda comunicación con la naturaleza, un descenso hacia las profundidades.

Eco

¡Hey! -clama el hombre solitario
¡Hey! -responde la solitaria montaña

Seisensui


Son estos principios los que nos ayudan a percibir la esencia del haiku: el punto de partida. La sensibilidad no se comprende, nace en cada uno de nosotros, como seres mortales afectados y admirados por la existencia que, como parte del universo, tendemos a nombrar las cosas para poseerlas y trascenderlas.

Admirable aquél
que ante un relámpago
no dice: ¡la vida huye!


Basho


Por : Alfonso Cisneros Cox

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